¡Hola y bienvenidos a esta presentación sobre el tema "Sustancias amargas: una bendición para tu salud"!

Mi objetivo hoy es llevaros a un pequeño viaje al mundo de las sustancias amargas y despertar vuestro entusiasmo por este sabor olvidado.

El sabor amargo no es el más popular, pero sin duda es uno de los mas interesantes para nuestro cuerpo ya que es el sabor que percibimos con mayor intensidad porque ¡nuestro cuerpo tiene mas de 25 receptores del sabor amargo! y solamente un receptor del sabor dulce.

El sabor amargo actúa principalmente como una señal de advertencia, ya que muchas sustancias amargas son tóxicas. Sin embargo, esto no debería llevarnos a la conclusión errónea de que todo lo amargo es siempre venenoso.

La mayoría experimentamos placer al tomarnos un buen café, una ensalada con rúcula o un zumo de pomelo. Todos estos son sabores amargos.

¿Y por qué lo amargo no siempre es tóxico? La razón es que no todas las sustancias amargas son iguales.

Aunque todas pertenecen al gran grupo de los llamados compuestos vegetales secundarios, sus subgrupos varían mucho en cuanto a sus efectos beneficiosos para la salud y sus propiedades farmacológicas.

Muchas sustancias amargas pertenecen, por ejemplo, a los subgrupos de los polifenoles, los terpenos y los glucosinolatos. Estos tres tienen predominantemente efectos positivos en nuestro organismo.

Sin embargo el subgrupo de las saponinas, los fitatos, los glucósidos cianogénicos y, en particular, los alcaloides pueden ser tóxicos o tienen una tendencia a serlo (en estos casos, "la dosis hace el veneno". Por ejemplo, el alcaloide cafeína no es ni de lejos tan tóxico como el alcaloide estricnina)

En esta diapositiva, vemos algunos ejemplos de sustancias amargas presentes en la naturaleza con efectos principalmente beneficiosos para la salud y que se han utilizado en la medicina natural china y ayurvédica durante siglos.

La respuesta a por qué las sustancias amargas son tan saludables o por qué tienen tantos efectos beneficiosos en nuestro organismo se puede explicar principalmente por sus interacciones con los receptores de amargor en la membrana de nuestras células.

Desde el primer momento en que entran las sustancias amargas beneficiosas en contacto con la boca, se generan una serie de reacciones con las que el cerebro emite una señal para regula la producción de los jugos digestivos.

En el estómago, son los ácidos gástrico los que descomponen las proteinas así como todas las bacteria que puedan haber entrado con la comida.


Las hierbas amarga estimulan la producción de estos ácidos o pueden reducirlos si hay una sobrecarga. Actúan como equilibradoras.

Porque si el estómago tiene pocos ácidos:
La comida permanece más tiempo en el estómago.
La digestión se vuelve lenta, la comida comienza a fermentar y se producen gases y presión en el estómago.

El exceso de presión y la falta de acidez (o el pH demasiado bajo) puede abrir el esfínter esofágico y causa un ardor.

Y si el estómago tiene demasiados ácidos:
Aunque el ácido gástrico es esencial para la digestión, en exceso puede causar molestias e incluso dañar las paredes del estómago o del esófago.

El exceso de ácido puede subir hacia el esófago o la boca (especialmente si el esfínter no cierra bien) provocando ardor detrás del esternón o un sabor agrio en la boca o sensación de "quemazón".

En general los médicos nunca saben muy bien si hay exceso de ácidos o pocos. Ya que no tienen mucho tiempo para dedicar al paciente ni métodos simples para comprobarlo.

Lo interesante aqui es que las hierbas amargas ayudan a equilibrar los ácidos del estómago.

Una vez que los alimentos han sido parcialmente descompuestos en el estómago, se convierten en una masa semilíquida llamada quimo. A partir de ahí, el proceso digestivo continúa en los siguientes pasos:

El quimo pasa al duodeno (la primera parte del intestino delgado) aquí se mezcla con los jugos digestivos del páncreas (que contienen enzimas) y la bilis del hígado (que ayuda a descomponer las grasas).

Los nutrientes se absorben a través de las paredes intestinales hacia la sangre.
La sangre lleva estos nutrientes (y también sustancias de desecho) al hígado y luego al resto del cuerpo.

Lo que no se absorbió pasa al intestino grueso.

Aquí se absorbe el agua y se forman las heces.

También es donde las bacterias intestinales fermentan los restos de alimentos.

Los 25 receptores del sabor amargo de los que hablamos al principio no solo se encuentran en todo el sistema digestivo, sino también en los pulmones, el corazón, la piel e incluso en las células del sistema inmunológico.

Es decir, todo nuestro cuerpo "saborea" lo amargo.

Aqui vemos una representación esquemática de una célula de la mucosa intestinal y cómo reacciona ante una sustancia amarga ingerida por vía oral.

Esta célula al entrar en contacto con una sustancia amarga, libera hormonas gastrointestinales, entre ellas el GLP-1, conocido por su uso en la inyección para la pérdida de peso "Ozempic".

A través de este mecanismo, es decir, la liberación de hormonas en la sangre, las sustancias amargas pueden influir significativamente en la sensación de hambre y saciedad en el cerebro, en la digestión y en las contracciones musculares del tracto gastrointestinal.

Se ha demostrado que las sustancias amargas, mediante la estimulación de hormonas gastrointestinales, pueden inducir una sensación de saciedad y reducir el comportamiento alimentario impulsado por la recompensa, así como los antojos de dulces.

Además, a través de su interacción con los receptores de amargor, estas sustancias pueden ayudar a reducir los niveles de azúcar y grasas en la sangre.

Todo esto hace que se produzca una reducción del peso corporal de forma natural disminuyendo el riesgo del síndrome metabólico y sus consecuencias, como las enfermedades cardiovasculares.

En esta diapositiva volvemos a ver como las sustancias amargas estimulan la liberación de todos los jugos digestivos a través de su interacción con los receptores de amargor y las hormonas intestinales.

También ayudan al hígado con la bilis que tiene un papel muy importante para la digestion de grasas, la desintoxication y para disminuir las bacterias en el Intestino delgado.

Gracias a la mejor producción y liberación de jugos digestivos, las sustancias amargas optimizan el proceso digestivo y contribuyen significativamente al alivio de numerosos trastornos digestivos. Esto significa que los alimentos se descomponen de manera más eficiente en el estómago y el intestino delgado.

Como resultado, se producen menos procesos de putrefacción, fermentación y gases. Incluso el reflujo ácido, ya que disminuye la presión de los gases en la cavidad abdominal y el estómago digiere mejor. Además, la acción antibacteriana del ácido gástrico y la bilis impide que las bacterias se multipliquen y se asienten de manera en el intestino delgado.

Las sustancias amargas también contribuyen a un ambiente intestinal saludable al estimular el movimiento peristáltico. El estómago se relaja mejor o se vacía más rápidamente, lo que alivia la sensación de pesadez, la presión estomacal y el reflujo ácido.

La vesícula biliar se contrae y se vacía de manera más eficiente, lo que ayuda a prevenir la formación de cálculos biliares. Además, la bilis estimula el peristaltismo, es decir, el movimiento intestinal, lo que facilita el tránsito de las heces y ayuda contra el estreñimiento y la disbiosis.

Por su efecto antibacteriano y limpiador la bilis evita la proliferación excesiva de bacterias en el intestino delgado, conocido como SIBO, por sus siglas en inglés. El SIBO se ha convertido en un problema creciente en muchas personas y es responsable de numerosas molestias digestivas.

En general, las sustancias amargas contribuyen a un ambiente intestinal mucho más saludable. Como se ha dicho durante milenios: "El intestino es la raíz de nuestra salud". El intestino determina nuestra enfermedad, nuestra salud y nuestro bienestar

Hablando de bacterias, hoy sabemos que las sustancias amargas no solo pueden reducir la presencia de bacterias perjudiciales con un efecto antimicrobiano, sino que también pueden producir directamente sustancias antibióticas cuando entran en contacto con ellas.

Entre estos antibióticos naturales del cuerpo se encuentran varios péptidos antimicrobianos (AMP, por sus siglas en inglés) y el gas óxido nítrico (NO).

Curiosamente, las sustancias amargas actúan de manera selectiva, es decir, no eliminan todas las bacterias por igual. De hecho, pueden fomentar el crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas al estimular la producción de moco intestinal, que sirve de alimento principalmente para las bacterias buenas en nuestro colon.

Pero eso no es todo: muchas sustancias amargas, especialmente los polifenoles, pueden servir directamente como alimento para las bacterias intestinales beneficiosas y, de esta manera, mejorar el equilibrio del microbioma intestinal.
En este sentido, actúan como un "superalimento" y una fuente de fibra para las bacterias saludables, razón por la cual también se les llama microfibra dietética.

Como resultado, nuestra flora intestinal se beneficia enormemente de las sustancias amargas.

Además, nuestra mucosa intestinal también se ve favorecida, ya que muchas sustancias amargas poseen propiedades astringentes (es decir, que contraen los tejidos) y antiinflamatorias. Esto ayuda a mantener la función de barrera del intestino y previene el temido "intestino permeable" o leaky gut.

El leaky gut (intestino permeable) es una de las principales causas de inflamaciones sistémicas y reacciones autoinmunes en el cuerpo. Cuando la barrera intestinal está dañada, permite el paso de fragmentos de bacterias, proteínas extrañas y toxinas al torrente sanguíneo y al sistema linfático, lo que puede desencadenar respuestas inmunitarias no deseadas.

El primer órgano que se enfrenta a estas toxinas que atraviesan la barrera intestinal es el hígado. Afortunadamente, podemos apoyar enormemente a este órgano vital con sustancias amargas. Estas estimulan y regulan enzimas esenciales de desintoxicación, mejorando significativamente la eliminación de sustancias dañinas.
Además, al promover intensamente el flujo biliar, permiten que los residuos procesados por el hígado sean transportados al intestino y eliminados a través de las heces. Este último alivia los riñones como órgano de desintoxicación.

Como mencioné al inicio de la presentación, los efectos de las sustancias amargas no se limitan solo al sistema digestivo sino en múltiples órganos y células de nuestro cuerpo, donde interactúan con estas sustancias y desencadenan diversas respuestas beneficiosas.

Una vez en el torrente sanguíneo, los polifenoles amargos pueden, por ejemplo, reducir la presión arterial. Lo logran estimulando nuevamente la producción de óxido nítrico. Este compuesto no solo es liberado por las mucosas para combatir bacterias, sino que también es producido por los vasos sanguíneos, donde relaja la musculatura vascular, lo que conduce a una disminución de la presión arterial.

Pero eso no es todo. Las sustancias amargas también pueden estimular la producción de antioxidantes propios del cuerpo, ejercer efectos antiinflamatorios y, de este modo, ayudarnos a proteger nuestros vasos sanguíneos contra la arteriosclerosis y, en última instancia, contra enfermedades cardiovasculares.

La cantidad de estudios sobre los efectos fisiológicos de las sustancias amargas ha crecido significativamente y es impresionante. Además de los efectos mencionados sobre la saciedad, la digestión, la flora intestinal, la mucosa intestinal, el hígado y los vasos, cabe destacar el efecto sobre el azúcar en sangre.

Hasta ahora, se han descubierto varios mecanismos por los que los polifenoles amargos, por ejemplo, podrían tener un efecto positivo sobre la glucemia si se toman antes de una comida.

Es fascinante seguir descubriendo qué más revelará la investigación en el futuro. No es de extrañar que lo amargo haya sido considerado desde tiempos remotos como medicina y remedio natural, ya sea en el Ayurveda indio o en la Medicina Tradicional China. Esta sabiduría también se refleja en dichos populares como: “Amargo en la boca, sano en el estómago”, “Para los golosos y para todos, lo amargo es bueno para la bilis”, o frases conocidas en casi todas las culturas del mundo: “La buena medicina sabe amarga”, “La medicina debe ser amarga” o “Lo amargo cura”.

Dado que las sustancias amargas desencadenan tantos procesos beneficiosos en nuestro organismo, es esencial reincorporarlas a nuestra dieta diaria.

Sin embargo, estos valiosos compuestos han desaparecido en gran medida de nuestra alimentación debido a nuestra preferencia por lo dulce, lo graso y lo salado.

A esto se suma la agricultura moderna, que ha reducido progresivamente el contenido de sustancias amargas en verduras y cereales a través de la selección genética. Como resultado, hoy en día casi nada nos sabe amargo: la escarola, por ejemplo, ha perdido gran parte de su sabor amargo, y prácticamente lo único amargo que consumimos es el café y algunas bebidas alcohólicas.

Además, el uso intensivo de pesticidas ha acelerado esta desaparición. Las sustancias amargas son, de hecho, mecanismos naturales de defensa en las plantas contra plagas y hongos. Sin embargo, al recibir protección química desde el exterior, las plantas dejan de producir estos compuestos amargos de forma natural. En resumen, todo esto nos ha llevado a desarrollar un paladar cada vez más sensible y menos acostumbrado a lo amargo.

Lo mejor que podemos hacer, por lo tanto, es incorporar hierbas y especias en nuestra alimentación diaria, ya que siguen siendo la fuente más rica y concentrada de sustancias amargas.
Es recomendable optar por combinaciones que incluyan la mayor variedad posible de hierbas y especias. De este modo, se obtiene un espectro más amplio de diferentes compuestos amargos y se aprovechan las sinergias entre las distintas plantas. Además, la diversidad ayuda a evitar un consumo excesivo de una sola sustancia amarga.

Aquí podemos ver las diferentes clases de hierbas amargas que existen y que deberían estar presentes en un buen producto a base de sustancias amargas.

Los productos de ANCENASAN cumplen con estos criterios, ya que contienen 49 hierbas y especias distintas. Se pueden encontrar en diferentes formatos: como un fino polvo de té para preparar, en cápsulas prácticas y en gotas con o sin alcohol.

El uso diario de cada una de estas tres presentaciones es sumamente sencillo. Por la mañana, en ayunas, son especialmente apreciadas para estimular el tránsito intestinal, regular el apetito, reducir los antojos de dulces y favorecer la salud metabólica en general.
Tomadas antes o después de las comidas, ofrecen un gran alivio para la digestión.

La fórmula de 49 hierbas también puede utilizarse como enjuague bucal, para cepillarse los dientes o en combinación con un poco de aceite de coco para la práctica del oil pulling matutino. Sus propiedades antiinflamatorias y antibacterianas benefician especialmente las encías y contribuyen a la protección contra la caries.

Espero que esta exploración en el mundo de las sustancias amargas te haya inspirado y que pronto formen parte de tu día a día... porque "la vida ya es lo suficientemente dulce, salada y, a menudo, poco saludable".